Protectores Solares: Filtros Físicos VS Químicos

Sabemos que existen dos tipos de ingredientes capaces de protegernos contra la radiación UV: los filtros químicos y los filtros físicos o minerales. ¿Cuál es mejor? ¿Por cual debemos apostar a la hora de elegir nuestro protector solar? 

Ambos tienen distintos pros y contras, por eso es fundamental conocer acerca de los dos, así, en base a nuestras necesidades y nuestro tipo de piel, hacer una correcta elección.   

 

¿Cuáles son las diferencias entre un protector solar químico y uno físico?

La diferencia, principalmente, está en su composición y en cómo actúa sobre nuestra piel. El físico (o mineral) refleja y dispersa la radiación UV, a diferencia del químico, que absorbe la radiación UV, que al recibir dicha radiación, la transforman en energía calórica y la devuelven al ambiente. Es decir, el primero se queda sobre la superficie de la piel a modo de escudo, mientras que el otro actúa desde el interior. De hecho, con los solares físicos no hace falta esperar tiempo antes de la exposición solar, como sí ocurre con los químicos, que hay que aguardar hasta que se absorban. 

La seguridad de algunos ingredientes de los protectores solares ampliamente utilizados se puso en duda después de que la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos), publicara un investigación en la revista médica Journal of the American Medical Association (JAMA), en la que  demostró que algunos ingredientes contenidos en los protectores solares son absorbidos por la piel y entran al torrente sanguíneo. 

 

 

¿Qué protectores son potencialmente dañinos?

Los expertos estadounidenses indican que los llamados filtros solares químicos que contienen avobenzona, oxibenzona, octocrileno, octisalato, octinoxato, homosalato y otros ingredientes diseñados para filtrar los rayos dañinos del sol, alteran las hormonas o son cancerígenos.

 

¿Cuáles son más respetuosos con el medioambiente y la vida acuática?

En los últimos años ha surgido un debate importante sobre el impacto que los fotoprotectores pueden causar sobre la vida acuática de los mares y océanos. Tradicionalmente los filtros químicos se han relacionado directamente con el deterioro de la flora y fauna que habitan en las aguas, por lo que para su conservación, se suele preferir los solares físicos. Sabemos que los filtros químicos son más agresivos con el océano. La oxibenzona que se encuentra en ellos daña el ADN de los corales y disminuye la población de los mismos, con graves consecuencias para el ecosistema marino.

 De hecho, en algunos países están cambiando las leyes para prohibir la comercialización de solares o productos con este componente, como es el caso de Hawái (que quiere convertirlo en ley), Palau, Micronesia, Islas Virgenes y Tailandia (que sumo recientemente algunas zonas protegidas).



 

 

¿Cuándo escoger un filtro físico o mineral?

En muchos casos, recomiendan apostar por un filtro físico o mineral, especialmente si buscamos un fotoprotector para los más pequeños, ya que la piel de los niños suele ser más sensible. Los físicos o minerales se pueden emplear para proteger incluso a los más pequeños o bebés, a partir de los 6 meses. 

También son altamente recomendables, en general para cualquier persona con piel sensible, ya que son menos irritantes porque no se absorben. Es más, por ser fórmulas más gentiles, son perfectas para emplear después de un procedimiento láser, peeling o sobre cicatrices, ya que en general no suelen ser hipoalergénicos y no presentan reacciones cutáneas. Asimismo, son recomendables en casos de dermatitis o afecciones de la piel similares. 

 

¿Cuándo escoger un filtro químico?

Básicamente, si no cumplimos ninguna de las condiciones anteriores, podemos utilizar sin problemas un protector solar químico u orgánico. Como puntos fuertes, suelen ser más ligeros, de fácil aplicación. Además, se absorben fácilmente y no bajan un tono la piel. Esa rápida absorción y fácil aplicación hace que los solares químicos sean una opción más cómoda, ya que tradicionalmente los filtros físicos suelen dejar una capa blanquecina debido a que se quedan en la superficie de la piel. Sin embargo, las nuevas fórmulas tienen una textura mucho más ligera que hace que sean prácticamente invisibles. 




 

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